A pesar de la mala memoria que tengo, aún recuerdo mi primera visita a Bruselas para ver a un amigo aprovechando que estaba trabajando cerca, en París; en poco menos de hora y media estás allí. Lo recuerdo por lo bien que lo pasamos los 3 que nos juntamos y por lo bien que comimos, los padres de este amigo tenían un restaurante de cocina española en Bruselas.
Uno de los días lo pasamos en Brujas, estábamos en plena Navidad, hacía un frío del demonio y pasamos el día de chocolatería en chocolatería, de bar en bar y de restaurante en restaurante para entrar en calor. Para cenar, mejillones en uno de los muchos restaurantes tradicionales de la ciudad: olla de mejillones al vapor con sopa de un tipo u otro y patatas fritas a un lado. La única diferencia radicaba en qué sopa te apetecía tomar en ese momento y las opciones son casi infinitas.