Mesón Molinero en Traspinedo (Valladolid)

04 Ago Mesón Molinero en Traspinedo (Valladolid)

Al Mesón Molinero en Traspinedo se va a comer una cosa, ¡barras de lechazo al sarmiento!

Hacía tiempo que un amigo me había hablado del Mesón Molinero y hasta hace no mucho no he tenido oportunidad de pasar por Valladolid y hacer parada aquí. En que hora, ahora sólo pienso en cuándo podré volver por la zona…

Como decía en la entradilla, imagino que salvo que vivas en la región y estés harto de comerlo, si vienes de visita al Mesón Molinero vas a comer barras de lechazo sí o sí. Cuando en un sitio llevan más de 40 años haciendo lo mismo será que lo hacen bien. Y el amigo que me lo recomendó es ley para mí cuando me habla de un restaurante que tengo que conocer y, como de costumbre, no se equivocaba.

Y aquí nos plantamos los sospechosos habituales un sábado noche, pronto para estar más tranquilos, y nos liamos a pedir como si no hubiese mañana. ¡Teníamos más hambre que Carpanta! Y muy hábil la persona que nos atendió, de los entrantes nos trajo mediass raciones sin decirnos nada, debió ver el ansia en nuestras caras JEJE Y digo hábil porque a pesar de comer como unos animalitos y el hambre que llevábamos acabamos la cena de lujo después de unos postres.

De entrantes pedimos 2 cosas que podría comer cada día: chorizo casero frito, muy suave, y un queso de oveja que quita el sentido de bueno que está.

Media ración de chorizo casero frito

Media ración de queso de oveja

Barras de lechazo del Mesón Molinero

Barras de lechazo al sarmiento

Acabábamos de terminar los entrantes cuando llega la primera barra de lechazo que desmontan en un plato en nuestra mesa. No traerán la siguiente hasta que no termines lo que tienes en el plato, no hay riesgo de que se enfríe.

600 g pesa cada una de las barras de lechazo, con huesos, cantidad más que suficiente para saciar a un Tragaldabas ;) Con eso y una jarra de vino de la casa (bueno, media) nos quedamos como unos señores.

Aunque no somos muy de dulce no pudimos resistirnos a unos postres caseros, la tarta de piñones estaba especialmente buena.

Tarta de piñones

Y después de semejante festín la cuenta no fue lo abultada que creíamos que sería, aquí la tenéis.

No puedo terminar la entrada sin agradecer enormemente el trato tan bueno que recibimos sin olvidar las risas que nos echamos, ¡gente maja!